Existe cierta
confusión entre arqueología y paleontología.
A los arqueólogos les preguntan sobre los dinosaurios y a los paleontólogos sobre los mayas. Esa confusión nace, creo yo, de la semejanza en la representación del científico haciendo trabajo de campo, muy similar en ambas ciencias, por una parte, y la falta de comunicación (
o su masificación) por fuera de los ámbitos académicos, por otra parte. En los museos trabajamos mucho para señalar las diferencias, así como para destacar aquellas similitudes entre arqueología y paleontología, señalando cómo
ambas contribuyen al conocimiento de la humanidad y la naturaleza.
Acá hay un ejemplo.
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Profesionales del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, registrando las manos pintadas en un paredón del Río Pinturas en la provincia de Santa Cruz. Fuente: facebook.com |
Dicho rápido, la arqueología estudia a la gente y la paleontología a los animales y las plantas. Hay muchas similitudes en cuestiones generales como la manera de organizar el trabajo, mientras que las diferencias son claras en los detalles, es decir en los objetivos perseguidos y resultados obtenidos.
La arqueología busca entender cómo vivían las sociedades humanas en el pasado, remoto o cercano, a través del estudio de los restos materiales que ellas dejaron. La paleontología, por otra parte, es el estudio de las formas de vida del pasado, que puede tener relación con los humanos o no, pero generalmente se encarga de estudiar restos de animales y plantas y su evolución a lo largo del tiempo. Los paleontólogos, además, suelen ser interrogados sobre los
dinosaurios; si bien el estudio de estos animales es parte de la paleontología, no es el único tema de investigación ya que un paleontólogo puede dedicarse a estudiar algas, hongos, maderas, pingüinos, reptiles, tigres, osos, homínidos y homininos. Los
homínidos y
homininos son aquellas especies de
primates que tienen relación con la historia evolutiva de los humanos, en su estudio intervienen antropólogos, arqueólogos, paleontólogos y primatólogos, dentro de lo que se llama
paleoantropología, además de geólogos y biólogos. Acá podes ver un fósil de
Homo habilis, uno de nuestros antepasados (más información
haciendo click acá).
En nuestro
Museo, tenemos una
colección de fósiles de megafauna pleistocénica que habitó los campos de la Provincia de Buenos Aires hasta hace 10 mil años antes del presente. La megafauna pleistocénica, también llamados
megamamíferos, estaba compuesta de animales de gran tamaño como los gliptodontes, perezosos, tigres dientes de sable, macrauquenias, toxodontes, etc. No son dinosaurios sino mamíferos similares a los que protagonizan la película
La Era de Hielo.
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Fósiles en exhibición en el Museo Histórico de LaMatanza. |
Ahora hablemos del trabajo. Tanto en arqueología como en paleontología, se trabaja en etapas de investigación. Las etapas son: búsqueda de antecedentes de un problema a resolver, trabajo de campo, análisis en laboratorio y presentación de resultados. La primera etapa, búsqueda de antecedentes de un problema a resolver, consiste en relevar trabajos anteriores en el área geográfica y metodologías adecuadas a la investigación en curso. El problema a resolver siempre tiene forma de una pregunta; en el caso de arqueología, por ejemplo, si el problema a investigar es “¿de qué se alimentaban los cazadores que vivían en La Matanza antes de la llegada de los españoles?” la búsqueda de antecedentes debe contemplar métodos para identificar los alimentos. En el caso de paleontología, por otra parte, un problema de investigación podría ser “¿qué animales habitaban la cuenca del Río Matanza alrededor del año 10.000 antes del presente?”, y la búsqueda de antecedentes tiene que incluir métodos de identificación taxonómica.
Durante el trabajo de campo,
la segunda etapa, en ambas ciencias se realizan exploraciones y
excavaciones en el área geográfica bajo estudio para recolectar
materiales. Las herramientas utilizadas en el trabajo de campo son similares:
palas, cucharines, picos, baldes, cintas métricas, cámara fotográfica,
planillas de registro, etc. La diferencia radica en que los materiales
recuperados son de distinta naturaleza, ya que los paleontólogos
recolectan fósiles de plantas y animales o rastros de ellos, mientras
que los arqueólogos priorizan las estructuras construidas y objetos
fabricados por humanos, como pueden ser puntas de flecha, vajilla,
cestas o escombros de viviendas, entre otros.
Luego, llega la etapa del trabajo en laboratorio, donde se estudian los materiales recolectados en el campo y se realizan análisis para identificarlos y determinar su antigüedad. Los paleontólogos observan las características de los fósiles para identificar a qué animal o planta corresponden y luego identificar el tipo de ambiente en el que vivían. Los arqueólogos, a su vez, analizan los fragmentos hallados para identificar a qué objetos correspondían y qué tipo de actividades realizaban las personas que los fabricaron, usaron y descartaron. A veces, arqueólogos y paleontólogos trabajan juntos cuando en un mismo yacimiento hay evidencias arqueológicas y paleontológicas, por ejemplos en aquellos sitios donde habitaron los primeros humanos en llegar al continente, o en las grandes ciudades donde las obras de construcción hacen pozos tan profundos que por debajo de las capas donde están los restos indígenas prehispánicos hay restos paleontológicos más antiguos, sin asociación con los indígenas.
Finalmente, la última etapa que es tan importante como las anteriores, es la
presentación de resultados, ya que permite comunicar a la sociedad los datos obtenidos en la investigación. En esta etapa,
se redactan informes y se preparan
publicaciones científicas. También, se realizan actividades de
divulgación -como dar una
charla, preparar un
taller, proyectar un
video, o escribir en un
blog- para cominicar a la sociedad los nuevos datos. Asimismo, se incluye en esta etapa la
exhibición de materiales, siempre que sea posible.
En cada una de las etapas mencionadas se deben planificar el traslado y almacenaje de los materiales y llevar un control de su
estado de conservación. Los conservadores, que pueden ser especialistas o los propios paleontólogos y arqueólogos entrenados para la terea, son quienes se encargan de que las
condiciones sean
apropiadas para los materiales, en cada etapa de trabajo, y así asegurar su perduración en el tiempo.
Algunos enlaces para mirar, leer y enterarse un poco más...
* Si te interesó la colección de fósiles del
Repositorio Carlos Rusconi, o te interesa saber por qué se llama así, podés leer más en el blog
haciendo click acá.